Más de alguno pensará que era cuestión de tiempo, pero el caso es que durante los próximos quince meses estaré trabajando en un edificio cuyo sobrenombre es el de las "Torres del Infierno".
El apodo, que nada tiene que ver con mi llegada (creo), se debe a que tan sólo diez años después de construirlo, empezaron a desprenderse las placas de marmol de la fachada con los consiguientes 'problemillas' que eso supone y obligando a los trabajadores a entrar a través de un tunel construido para la ocasión. Por lo visto, los arquitectos decidieron usar materiales de dudosa calidad en su construcción y, ya se sabe, al final esas cosas se complican.
Pero bueno, lo cierto es que ya no hay tunel, así que supongo que eso quiere decir, o bien que ya está arreglado, o que este blog va a tener una duración más corta de lo previsto. Esperemos que sea lo primero...